En 200 ciudades de 49 países se realizaron actividades en contra del  modelo agroindustrial basado en agroquímicos y semillas transgénicas. El  epicentro en la Argentina fue la ciudad de Malvinas Argentinas, en  Córdoba. 
Por Darío Aranda
“Jornada mundial contra Monsanto”, fue la consigna de la  manifestación que se realizó el sábado en 200 ciudades de 49 países. Uno  de los epicentros fue Malvinas Argentinas (Córdoba), donde acaba de  conocerse un estudio que conmovió a la población y acentuó las críticas a  la empresa y al modelo agropecuario: análisis de la Universidad de  Buenos Aires confirmaron que los vecinos tienen agroquímicos en la  sangre. La Asamblea de Vecinos Malvinas Lucha por la Vida exigió a las  autoridades gubernamentales que realicen análisis a toda la población,  reiteró el rechazo a la instalación de Monsanto en Córdoba y reclamó la  prohibición de uso de agroquímicos a 2500 metros de las viviendas.  También hubo actos contra la compañía en Rosario, La Plata, Paraná y  ciudad de Buenos Aires.
Malvinas Argentinas es una localidad cordobesa ubicada a catorce  kilómetros de la capital provincial. Desde 2012 cambió su tranquilidad  por la llegada de la multinacional Monsanto, que planea instalar su  mayor planta de Latinoamérica de tratamiento de semillas transgénicas.
En dos años se sucedieron media docena de represiones contra los  vecinos que cuestionan a la empresa, un fallo judicial que frena la  construcción de la obra, la negativa de la Secretaría de Ambiente de  Córdoba al estudio de impacto ambiental de Monsanto y un bloqueo de ocho  meses en los portones de la planta. También dos encuestas precisan que  el 60 por ciento de los vecinos rechaza a la compañía.
Malvinas Argentinas está dentro de los pueblos fumigados de  Argentina, rodeado por producción agrícola industrial. Desde 2012 exigen  al intendente, Daniel Arzani, y al gobernador, José Manuel de la Sota,  que realicen estudios sobre la población. Nunca obtuvieron respuesta.
También presentaron un proyecto de ordenanza en 2012 para restringir  las fumigaciones a 2500 metros de las viviendas. Tampoco tuvo apoyo  gubernamental.
La asamblea de Malvinas Argentinas y la Fundación para la Defensa del  Ambiente (Funam) dieron a conocer un estudio exploratorio realizado por  el Centro de Asesoramiento Toxicológico Analítico (Cenatoxa) y la  Cátedra de Toxicología y Química Legal (ambos de la Universidad de  Buenos Aires). Analizaron la sangre de diez personas (seis adultos,  cuatro niños). Los resultados confirmaron las sospechas: el 70 por  ciento tiene agroquímicos en sangre.
El estudio demostró que la sangre de las personas tiene los  plaguicidas Aldrin, Dieldrin, DDT y Beta HCH. “Incluso bajas dosis de  estos plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal y reducir las  defensas del organismo. Las consecuencias sanitarias son más graves en  mujeres embarazadas, en embriones y fetos en desarrollo y en recién  nacidos y niños”, explicó Raúl Montenegro, de Funam.
Vanesa Sartori, de la asamblea de Malvinas, explicó que sólo  realizaron diez estudios porque cada análisis tiene un valor de 1500  pesos y aclaró que no aparecieron agroquímicos actuales (como glifosato y  endosulfan) porque no consiguieron un laboratorio que sí puede  detectarlos. “La sensibilidad de los aparatos no detectan glifosato, y  por eso exigimos a la intendencia y a la provincia que realizan estudios  sobre una muestra amplia de la población. Estamos seguros de que  aparecerán todos los agroquímicos que se usan en soja y maíz  transgénico”, advirtió la asambleísta.